Las restricciones a los viajes que vayan más allá de las recomendaciones actuales pueden causar una interferencia innecesaria en el tráfico internacional y tener repercusiones negativas sobre el sector del turismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Turismo (OMT) se comprometieron a trabajar de forma conjunta para orientar la respuesta de las industrias de viajes y turismo ante el coronavirus.
En vista de la evolución que está teniendo el brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), el Director General de la OMS declaró que el brote era una emergencia de salud pública de importancia internacional y emitió una serie de recomendaciones provisionales.
A la luz de la información disponible, la OMS no recomendó imponer ninguna restricción a los viajes o al comercio. Para ello, ha venido colaborando con expertos, gobiernos y asociados de todo el mundo para ampliar con la mayor rapidez los conocimientos científicos sobre este nuevo virus.
“También, para efectuar un seguimiento a su propagación y virulencia, y asesorar a los países y a la comunidad mundial sobre las medidas que han de adoptarse para proteger la salud y prevenir la propagación de este brote”, dijo Tedros Adhanom, director general de la OMS.
“Las restricciones a los viajes que vayan más allá de las recomendaciones actuales pueden causar una interferencia innecesaria en el tráfico internacional y tener repercusiones negativas sobre el sector del turismo”, prosiguió el ejecutivo.
Resulta que la industria del turismo es la primera que debería estar comprometida con el principio de poner por delante de todo a las personas y su bienestar. En estos momentos, la cooperación internacional es vital para asegurar que el sector pueda contribuir eficazmente a la contención de la COVID-19.
Es así como la OMT y la OMS están trabajando en estrecha consulta entre ellas y con otros asociados para ayudar a los Estados a garantizar que las medidas sanitarias se apliquen de formas que permitan reducir al mínimo las interferencias innecesarias en el tráfico y el comercio internacionales.
MESURA Y COHERENCIA
La respuesta del sector turístico debe ser mesurada y coherente, proporcionada a la amenaza para la salud pública y basada en una evaluación de los riesgos locales, y debe contar con la participación de todos los eslabones de la cadena de valor del turismo.
Eso no solo incluye los organismos públicos, sino también a las empresas
privadas y a los turistas, en aras de construir un futuro mejor y más
resiliente.